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miércoles, 4 de mayo de 2011

La conveniente muerte de Bin Laden. ¡Ahora está, ahora no está!

Un joven con una pequeña mesa en la acera, de cualquier ciudad de América Latina, llama a los transeúntes para que apuesten donde quedo la pelota, tres cubos pequeños, “la mano es más rápida que la vista”.
Como si fuera un truco de magia la pelota desaparece en tanto se mueven los cubos, pierde a veces, pero gana más, eso acaba de pasar en la búsqueda, localización y destrucción del enemigo inventado No. 1 de Estados Unidos.
A un lado quedaron las noticias de las muertes diarias de iraquíes por parte las agencias de seguridad privadas, la invasión de Afganistán, la muerte de civiles en bombardeos de la OTAN en Libia, los millones de dólares de ayuda para el ex presidente Mubarak, ahora suenan las bocinas de vehículos, alegría en la calle frente al anuncio de Obama.
Los muertos por los bombardeos en Irak, (antes y después de la invasión) y sobre Afganistán fácilmente rebasan por veinte a uno a cada uno de los fallecidos en el Word Trade Center aquel 11 de septiembre, y el conteo sigue.
Los movimientos insurreccionales en la África árabe musulmana y medio Oriente, en este año han logrado mil veces más a favor del Islam y los musulmanes de lo que los atentados terroristas hicieron y de los cuales pudo Al Qaida haberse responsabilizado.
De haber existido Osama Bin Laden, (y no como lo describían la CIA y los servicios de inteligencia europeos) el balance es el mismo, su figura fue más útil para la expansión neocolonial que como un icono de resistencia de los “Condenados de la Tierra” (recordando a Fanon), o como decía George W. Bush que pondrían “como el viejo oeste” un cartel de se busca “vivo o muerto”, a diez años de los atentados, dejo de ser noticia, las resistencias tomaron las calles, Al Qaida dejo de tener importancia mediática, excepto la que le dio Gadafi en sus diatribas inconsistentes contra los manifestantes.
Pueblos enteros reciben a pedradas los Humvies, la desconfianza es tal de todo el que este alrededor que nuevamente el racismo se ha convertido en la moneda de circulación en la ocupación colonial.
Con Bin Laden, si es que existió, muere la excusa, la acción colonial ahora tiene pies propios, recordamos para los poco versados lo acontecido en el Golfo de Tonkin (Vietnam) en aquel agosto de 1964, el ataque contra las patrulleras norteamericanas, diez años después la guerra que ello justifico tenía en su haber más de dos millones de vietnamitas muertos, ¿alguien se acordó de esas cañoneras? Solo los historiadores.
Who is Bin Laden? ¿Acaso importa?
Lo importante es que hay más de cien mil soldados de la OTAN en Afganistán y otro tantos más en Irak, Al Qaeda no tiene más miembros que cualquier pandilla juvenil en Estados Unidos o en Centroamérica, no perpetra más muertes que cualquier Cartel de Narcotráfico, que por cierto en cien veces más sanguinario, no es una amenaza más grande que la cantidad diaria de droga que ingresa a territorio norteamericano o que las armas y los dólares que ingresan por la misma frontera para sostener organizaciones más tenebrosas en toda Mesoamérica.
Su imagen dejo de ser útil, la construcción mediática cumplió con su cometido, el sujeto no tenía ni importancia referencial como lo tienen los jóvenes egipcios, la resistencia palestina, la resistencia libia o las valiente mujeres de Bahreim, era hora de darle muerte, mediática si como mediática fue su vida.
Osama Bin Laden, si es que existió, no era más genocida que el mismo George W. Bush, ¿cuándo veremos su captura en televisión?, alegría si se podría ver por millones, pero eso es irrelevante también.
Si es que hubo un muerto ayer, fue una idea etérea, una idea que dejó de tener peso en las acciones militares, ¿surgirá otro? Claro que si, cuando nuevamente sea necesario para justificar lo injustificable ante un público crédulo.



Tomado de:  http://www.webislam.com/?idt=19354

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