Buscar este blog

domingo, 17 de abril de 2011

Los colosos de Tierra del Fuego

(Leyenda Sélknam - América austral - Chile-Argentina) 

"...Kenós un enorme coloso de treinta y ocho metros 
pisó por primera vez el planeta 
cuando la tierra era tan joven, 
que sobre ella no existía nada más 
que una gran, inmensa y desolada pampa. 

Temaukel, su padre, y padre de todo el universo 
lo envió a dar forma y vida sobre 
la superficie del mundo. 

Al tiempo de estar habitando en la soledad, 
necesitó alguien para 
compartir y entretenerse, un amigo. 
Miró hacia el cielo; 
Temaukel escuchó su lamento, 
dándole entonces la capacidad 
para crear otros dioses grandes y semejantes a él. 

Puso manos a la obra, 
y pronto contó Kenós con tres hermanos gigantes; 
ellos fueron Cenuque, Cóoj y Taiyín, 
junto a quienes recorrió de arriba a abajo 
y de un lado para otro 
poniendo las montañas donde no existían, 
las nieves en sus cumbres, 
los bosques, 
los animales grandes y pequeños, 
los que viven de día 
y los de la noche. 
Crearon las plantas, 
entre ellas 
las que tienen raíces para 
afirmarse por sí solas y aquellas que cuelgan largas 
voladoras desde un árbol. 
Todos, 
cada uno de los seres y cosas que dan vida 
y forman la tierra 
fueron establecidas por Kenós, Cenuque, Cóoj y Taiyín. 

Las largas travesías agotaron el cuerpo de Kenós, 
quien un día sintiéndose viejo 
llamó a sus tres compañeros 
para avisarles que había llegado su tiempo de morir. 

Les pidió lo acompañaran hacia el Sur, 
pues mirando al Sur mueren los guerreros. 

Cuando llegaron al lugar elegido 
les indicó como debían sepultarlo a tres pisos 
bajo el suelo mirando a Temaukel. 

Viendo a sus tres hermanos ancianos y cansados les dijo: 
-Todas las formas tiene su tiempo, esperen y verán. 

Poco debieron aguardar los colosos, 
quienes con gran alegría, 
a las tres semanas 
vieron a Kenós pararse en sus pies. 

Era maravilloso ser inmortales 
y cada cierta cantidad de años volver a ser 
jóvenes; luego comprenderían algo más sobre la vida y la muerte. 

Largos siglos vivieron estos gigantes de Tierra del Fuego 
transformando la enorme pampa original, 
en el mundo que hoy conocemos 
con sus infinitos senderos y colores. 

La tarea estaba tocando a su fin 
cuando Cóoj el más enérgico y puro, se acercó a 
Kenós diciéndole: 

India Patagona 

-Amigo, nuevamente ha llegado mi hora del reposo, 
pero esta vez no deseo 
volver a renacer. 

Mi cuerpo está cansado 
y mi caspi anhela su sitio final 
junto a Temaukel nuestro creador. 

Lo miró Kenós con tristeza 
sabiendo que su naturaleza como inmortales no podía 
aspirar a estar eternamente junto a Temaukel, 
sino que debía permanecer por toda la eternidad 
cumpliendo una misión para El, 
y para las obras de su creación. 
Le hizo saber a Cóoj que el 
reposo de su caspi sólo encontraría 
su lugar definitivo aquí en la tierra o en el espacio 
cósmico de las estrellas siendo una más entre todas. 

Nada supo decir Cóoj. 
Se había equivocado. 
Más bien, 
no había comprendido el significado de ser inmortal. 
Muy triste se 
retiró a llorar su pena. 

Caminó hacia el este solitario 
derramando torrentes de lágrimas. 
Los gruesos goterones 
que rodaron por sus pómulos cayeron sobre la tierra 
cubriéndola de agua salada 
de amargura, 
agua que no alcanzó a secar el calor del sol. 

Su llanto anegó profundas quebradas y 
valles por el oriente, 
rebasando los límites 
de las altas cumbres hundiéndolas con su peso. 

Tanta y tan enorme fue su pena, 
que cuando se detuvo y miró hacia el oeste 
pensando en regresar junto a Kenós, 
su mirada no divisó los territorios caminados en su 
peregrinar. 

Las lágrimas formaban enormes lagos 
los cuales serían llenados posteriormente 
por el agua de las nieves y glaciares 
que cubrieron la superficie terrestre con su blanca capa de 
hielos, cuando el norte se enojó con el sur. 

Vio Cóoj el resultado 
de su último trabajo comprendiendo cual era el destino 
final de su caspi; 
entonces reclinando su cuerpo, 
besó por última vez la roca seca y se 
sumergió...." 

No hay comentarios:

Publicar un comentario